Nicolás Guillén


1 comentario:

  1. Aca presento un gran poema del maestro Guillen

    Sudor y látigo

    Látigo,
    sudor y látigo.

    El sol despertó temprano
    y encontró al negro descalzo,
    desnudo el cuerpo llagado,
    sobre el campo.

    Látigo,
    sudor y látigo.

    El viento pasó gritando:
    - ¡Qué flor negra en cada mano!
    La sangre le dijo: ¡vamos!
    Él dijo a la sangre: ¡vamos!
    Partió en su sangre, descalzo.
    El cañaveral, temblando,
    le abrió paso.

    Después, el cielo callado,
    y bajo el cielo, el esclavo
    tinto en la sangre del amo.

    Látigo,
    sudor y látigo,
    tinto en la sangre del amo;
    látigo,
    sudor y látigo;
    tinto en la sangre del amo,
    tinto en la sangre del amo

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